por Daniel TORRES
¡Primer paso, el diagnóstico!
Primero, es importante identificar claramente el problema. ¿Y esto por qué? Hay varios tejidos o regiones del cuerpo, además de los tendones, pueden causar dolor en la parte externa del codo. La región cervical, por nombrar una, puede referir al dolores en el codo.
Por tanto, es importante recurrir a un profesional sanitario cualificado. Así se podrán identificar adecuadamente las estructuras en cuestión.
En este artículo nos centraremos en los tendones que se insertan en el epicóndilo lateral y las consecuencias de su inflamación y posterior cronificación.
Epicondilitis, en pocas palabras, ¿qué es y a qué de debe?
Comúnmente conocida como «codo de tenista», la epicondilitis es un síndrome doloroso que involucra los tendones que se insertan en el lado externo del codo.
Suele deberse a movimientos repetitivos del brazo o la muñeca. Se caracteriza también por una pérdida de fuerza progresiva especialmente en la muñeca (extensión y agarre) que limita la función.
Los deportes de raqueta como el tenis, el levantamiento de pesas, el trabajo con el ordenador o ciertas actividades manuales (construcción, carpintería, etc.) son los principales factores causantes de la epicondilitis.
El dolor también se puede sentir durante las actividades de la vida diaria, como desenroscar un tarro, beber directamente de una botella ligeramente pesada o estrechar la mano de alguien.
¿La inflamación es la causa de mi dolor en el codo?
Empieza así: cuando la tensión mecánica aplicada a los tendones epicondíleos excede su capacidad máxima de adaptación, surgirá la temida inflamación. Posteriormente las fibras del tendón tenderán a desorganizarse, volviéndose débiles y quebradizas.
Aunque puede haber un proceso inflamatorio durante los primeros días (etapa aguda), lo verdaderamente preocupante es el dolor como resultado de un proceso degenerativo (etapa crónica).
Así el tendón se inflamará mucho más fácilmente al siguiente estímulo y volverá a comenzar el ciclo lesivo. Y lo que empezó como un dolorcillo sin importancia termina siendo un verdadero engorro que nos molesta a la mínima de cambio y condiciona nuestra vida a peor.
Las epicondilitis que habitualmente solemos encontrarnos los fisios están en etapa muy avanzada y son más testarudas que una mula, tanto que el paciente se desespera a las pocas sesiones y lo deja por imposible.