por Daniel TORRES
El diagnóstico
Es una patología bastante fácil de identificar ya sea por el cuadro sintomatológico o por la imaginería médica (se aprecia fácilmente bajo rayos X).
Los profesionales a los que concierne el diagnóstico, así como el tratamiento, son los siguientes:
- Médico general.
- Traumatólogo.
- Fisioterapeuta.
- Podólogo.
Aunque en cierta ocasiones puede confundirse con la siguientes aflicciones entre otras:
- Una fractura por estrés en el calcáneo.
- Una entesopatía del tendón de Aquiles. En este caso, se trata de una inflamación de la inserción ósea del tendón de Aquiles en la espalda y la cara inferior del calcáneo. A diferencia de la fascia, el dolor no se localiza debajo sino detrás del talón.
- Una rigidez de la parte posterior del pie. Debido a la falta de flexibilidad, una articulación puede volverse sensible al soporte y causar un dolor similar al de la fascitis plantar.
Tratamiento:
El tratamiento, en primera instancia, tiene como objetivo reducir la inflamación de la fascia plantar que causa el espolón calcáneo.
Para hacer esto, primero es necesario reducir las actividades traumáticas para el talón para no agravar ni perpetuar la problemática.
El primer paso tratamiento consiste en enfriar periódicamente el talón (con una bolsa de hielo durante 10 a 15 minutos)
Luego adaptar el calzado y encontrar uno acolchado y con suela suficiente como para aislar el talón de superficies demasiado duras.
Para garantizar el éxito del tratamiento, recomiendo siempre un abordaje multidisciplinar ya que es una patología bastante testaruda en la amplia mayoría de casos.
En mi experiencia la terapia más exitosas son:
- Plantilla de descarga específica diseñada por un podólogo tras una análisis concienzudo de la pisada.
- Terapia manual aplicada por un fisioterapeuta.
- Antinflamatorios.
- Ondas de choque.
¡OJO! En todos los casos anteriores estamos hablando de terapia paliativa, es decir, no curaremos el espolón calcáneo.
Todo esto es así porque no existe otra herramienta que pueda hacerlo más que la cirugía, donde limarán el hueso y limpiarán el tendón. Pero esto solo se reserva para casos especialmente recalcitrantes en los que todas las demás opciones han demostrado ser insuficientes.
Sepa que, si se ha puesto en manos de profesionales y ha seguido sus instrucciones a raja tabla, las probabilidades de que el espolón calcáneo persista en su ímpetu de dar la lata son bastante bajas.