por Daniel TORRES
¿Qué es la Fascitis plantar?
La fascia plantar es una banda de tejido elástico que va desde el calcáneo (el talón) hasta la zona metatarsal (debajo de los dedos). El dolor que se produce debido a la inflamación de esta estructura es lo que conocemos como fascitis plantar (FP) o talalgia plantar.
La FP es uno de los dolores de talón más frecuentes y puede llegar a ser muy dolorosa, hasta el punto de impedir la realización de la actividad diaria.
¿La Fascitis plantar es un problema común?
Es un tipo de lesión muy frecuente, se considera que alrededor del 10% de la población en España la padece.
Es bastante común en la población deportista, aunque también puede aparecer a partir de los 45 años en personas sedentarias.
¿Cuáles son las causas de la Fascitis plantar?
Las causas más frecuentes que provocan su aparición son:
- La obesidad y el sobrepeso
- El uso de calzado inadecuado o defectuoso
- Sobrecarga y sobreutilización (principal causa en deportistas)
- Estiramientos precarios
- La presencia de un pie plano o un de un pie cavo
- La forma de pisar
- Envejecimiento.
Síntomas de la Fascitis plantar
El síntoma más destacado de la Fascitis plantar es un dolor punzante y localizado en la planta del pie, cerca del talón. Este dolor también puede presentarse en la planta del pie, incluso en la parte interna del tobillo.
Generalmente el dolor es más intenso por la mañana (con los primeros pasos) y suele disminuir a lo largo del día. Sin embargo, hacia el final del día el dolor regresa con un poco más de intensidad y empeora si se ha realizado una actividad física intensa o tras haber pasado largos periodos de pie.
¿Cuál es el tratamiento?
Si no se toman medidas con respecto a la Fascitis plantar, en casos extremos la inflamación puede volverse crónica, por lo que la persona afectada ya no puede caminar sin dolor. A largo plazo, esto puede resultar en el desarrollo de otras afecciones, por ejemplo el espolón calcáneo.
Aunque el tratamiento de la Fascitis plantar puede ser largo y complejo, hay que saber que la gran mayoría de las fascitis se curan con tratamiento conservador (no quirúrgico).
En una primera fase, el tratamiento inicial al aparecer los síntomas será el reposo y la aplicación de hielo sobre la zona para reducir la inflamación y el dolor. A partir de ahí, el tratamiento suele consistir en la combinación de antiinflamatorios con diferentes tratamientos de fisioterapia para mejorar y normalizar la biomecánica alterada y que ayudarán a disminuir las molestias provocadas por esta lesión.
En una segunda fase, cuando el dolor agudo se haya reducido, el siguiente paso sería descubrir cuál es su origen.
Finalmente, una vez que se ha tratado el dolor y descubierto su causa es muy importante que el paciente adopte unos hábitos correctos en cuanto a estiramientos, uso de calzado, y hábitos de vida saludable, teniendo en cuenta que conseguir un peso adecuado ayuda a que no tengamos recaídas.